Estamos reunidas en capítulo para hacer círculo, unidad, alrededor de quien nos convoca: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él dijo: ¡Miren estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que haga la voluntad de mi padre del cielo ese es mi hermano, mi hermana y mi madre. (Mc 3,32-35)
Sentadas, en actitud discipular, dispuestas a escuchar al Maestro y Señor.
Sentadas, en actitud de apertura al Espíritu Santo que nos guía e ilumina.
Sentadas, en actitud de discernimiento, dispuestas a escrutar las diferentes llamadas
Sentadas, en actitud de búsqueda fraterna para hallar unanimidad y consenso.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

SALUDO - APERTURA CAPITULO PROVINCIAL - SEGUNDA ETAPA - ANAPOIMA 09 DE DICIEMBRE DE 2014

APERTURA SEGUNDA ETAPA DEL CAPÍTULO PROVINCIAL

“Nadie debería eludir en este Año una verificación seria
sobre su presencia en la vida de la Iglesia y
su manera de responder a los continuos y
nuevos interrogantes que se suscitan en
nuestro alrededor, al grito de los pobres”

Papa Francisco
Anapoima, 09 de diciembre de 2014

Muy queridas hermanas capitulares
Realmente “este es el tiempo favorable, este es el tiempo de salvación”. Los acontecimientos de la vida de la Iglesia, el llamado insistente  a la búsqueda de la autenticidad de vida, que hace continuamente el Papa Francisco  a la Vida Religiosa, y como si fuera poco, el año dedicado  a la Vida consagrada y los retos y exigencia que a nivel de Congregación nos ha dejado  el Capítulo general.
Todos estos acontecimientos brindan a nuestro capítulo provincial un contexto de particular perspectiva para mirar nuestro hoy con las exigencias y compromisos que traen  consigo las voces de un mundo  sediento de paz, fraternidad, de sentido para vivir; las voces de  niños, jóvenes y adultos que necesitan testigos de vida alegre y esperanzada; gritos silenciosos de  enfermos  y ancianos abandonados a su propia suerte, que esperan un una sonrisa amiga y una mano que cure; laicos que buscan continuar impregnándose  de la espiritualidad dominicana de Marie Poussepin; voces que nos reclaman sentimientos, actitudes y compromisos, propios de las seguidoras de Jesús de Nazaret, quien vino a revelarnos el amor tierno y misericordioso del Padre.
Todo nos invita a salir de nuestros esquemas mentales, de nuestras seguridades, para estar allí donde la vida clama. Glosando lo que el Papa Francisco dice en la Evangelli Gaudium,  podemos afirmar que hoy Dios quiere de la Provincia de Bogotá una   Provincia en dinamismo de «salida», porque el“id” y haced discípulos míos está presente en los escenarios y desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y en ella somos invitadas a salir de la propia comodidad y atrevernos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.
Salida misionera que reporta alegría a la vida comunitaria; alegría que surge de la experiencia de ver que  el Evangelio ha sido anunciado y está dando fruto. Alegría que tiene como elemento esencial,  permanecer en dinámica de éxodo y de don, del salir de sí, de caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. Así obra, el Maestro   Jesús: cuando está sembrada la semilla en un lugar, ya no se detiene para explicar mejor o para hacer más signos allí, sino que el Espíritu lo mueve a salir hacia otros pueblos:«Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido» (Mc 1,38.  ¡Testimonio paradigmático para nuestra revisión de la presencia misionera!.
Es vital, dice el Papa,  que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo.
Primerear: usa este neologismo para decirnos que en la evangelización es preciso saber adelantarnos, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Actitud que tiene sus raíces en la experiencia comunitaria en la que el Señor la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10), es decir, que al  haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva, la comunidad evangelizadora vive un deseo inagotable de brindar misericordia.
“Involucrarse». La comunidad evangelizadora a ejemplo de Jesús, se involucra e involucra a los suyos, lavándoles los pies. Cuando una comunidad  se introduce con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, acorta  distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo, es comunidad evangelizadora.
La comunidad que evangeliza acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico, porque la evangelización tiene mucho de paciencia.
La comunidad evangelizadora sabe «fructificar»: siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados; su sueño es que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.
La comunidad  que evangeliza “sabe festejar”, cada pequeña victoria, cada avance,y “sabe celebrar” en la Liturgia, y a través de la cual se evangeliza a sí misma y a su vez, evangeliza a los demás  con la belleza de su expresión,  y es fuente de renovado impulso misionero.
Realmente es un  tiempo de gracia el que estamos viviendo; nunca como hoy,  hemos tenido tanta insistencia en  la necesidad de cristianizar nuestra vida;  a colocar en el centro el Evangelio, a estar vigilantes para identificar  señales de Dios, como dice Evangelii Gaudium: “Nuestra fe es desafiada a vislumbrar el vino en que puede convertirse el agua” (E,G N.84). Necesitamos reconocer en los signos pequeños y frágiles la presencia del Señor de la vida y de la esperanza.
Una actitud fundamental  a cultivar, dice el Papa Francisco, es la escucha que transforma y nos hace ser anunciadoras y testigos de las intenciones de  Dios en la historia, y de su acción eficaz para la salvación: “Os invito, sobre todo, a no dudar jamás del dinamismo del Evangelio,  ni  de su capacidad de convertir los corazones a Cristo resucitado y conducir a las personas a lo largo del camino de la salvación que esperan en lo más profundo de sí mismas”. (discurso a los obispos en Madagascar28 marzo de 2014)
El Papa nos anima  con pasión a proseguir con paso veloz y alegre el camino: “Guiadas por el Espíritu, nunca rígidas, nunca cerradas, siempre abiertas a la voz de Dios que habla, que abre, que conduce, que nos invita a ir hacia el horizonte”.(Homilía 2 febrero 2014).
Nos invita vivir con la esperanza construida en la fe, la comunión, la misión. Como  consagradas somos liberadas por la profesión de los consejos del Evangelio,  dispuestas a mirar en la fe más allá del presente, invitadas  a “ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos.(E G.)  235.
Hermanas somos bienaventuradas por toda la dinámica evangélica con que está impregnado el ambiente eclesial y congregacional,  gracias a la palabra y testimonio de vida del sucesor de Pedro.  Que la Gracia desbordante de Dios para con nosotras, dé frutos de desinstalación, riesgo y coraje para llevar a efecto el cultivo de nuestro ser de consagradas, hijas de Marie Poussepin, quien vio lo que era recto a los ojos de Dios y lo cumplió.
María Santísima que enseñó a caminar a Jesús, nos acompaña en nuestro camino capitular, acordemente unidas en torno a la Palabra del Señor que se hace interpelación y  compromiso en nuestro Carisma fundacional.
Buen trabajo Hermanas, en la elaboración del Proyecto Estatuo, con la identidad de una Provincia en dinamismo de salida misionera.
¡ El Señor está con nosotras! ¡Ánimo, adelante!
Gracias,
 Hna. Fanny Yolanda Barrantes 

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