APERTURA SEGUNDA ETAPA DEL CAPÍTULO PROVINCIAL
“Nadie debería eludir en este Año una verificación seria
sobre su presencia en la vida de la Iglesia y
su manera de responder a los continuos y
nuevos interrogantes que se suscitan en
nuestro alrededor, al grito de los pobres”
Papa
Francisco
Anapoima, 09 de diciembre de
2014
Muy queridas hermanas
capitulares
Realmente “este es el tiempo favorable, este es el
tiempo de salvación”. Los acontecimientos de la vida de la Iglesia, el
llamado insistente a la búsqueda de la
autenticidad de vida, que hace continuamente el Papa Francisco a la Vida Religiosa, y como si fuera poco, el
año dedicado a la Vida consagrada y los
retos y exigencia que a nivel de Congregación nos ha dejado el Capítulo general.
Todos estos
acontecimientos brindan a nuestro capítulo provincial un contexto de particular
perspectiva para mirar nuestro hoy con las exigencias y compromisos que traen consigo las voces de un mundo sediento de paz, fraternidad, de sentido para
vivir; las voces de niños, jóvenes y
adultos que necesitan testigos de vida alegre y esperanzada; gritos silenciosos
de enfermos y ancianos abandonados a su propia suerte,
que esperan un una sonrisa amiga y una mano que cure; laicos que buscan
continuar impregnándose de la
espiritualidad dominicana de Marie Poussepin; voces que nos reclaman
sentimientos, actitudes y compromisos, propios de las seguidoras de Jesús de Nazaret,
quien vino a revelarnos el amor tierno y misericordioso del Padre.
Todo nos invita a salir
de nuestros esquemas mentales, de nuestras seguridades, para estar allí donde
la vida clama. Glosando lo que el Papa Francisco dice en la Evangelli Gaudium, podemos afirmar que hoy Dios quiere de la Provincia de Bogotá una Provincia en
dinamismo de «salida», porque el“id” y haced discípulos míos está
presente en los escenarios y desafíos siempre nuevos de la misión
evangelizadora de la Iglesia, y en ella somos invitadas a salir de la propia
comodidad y atrevernos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del
Evangelio.
Salida misionera que reporta alegría a la
vida comunitaria; alegría que surge de la experiencia de ver que el Evangelio ha sido anunciado y está dando
fruto. Alegría que tiene como elemento esencial, permanecer en dinámica de éxodo y de don, del
salir de sí, de caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. Así obra,
el Maestro Jesús: cuando está sembrada
la semilla en un lugar, ya no se detiene para explicar mejor o para hacer más
signos allí, sino que el Espíritu lo mueve a salir hacia otros pueblos:«Vayamos a otra parte, a predicar también en
las poblaciones vecinas, porque para eso he salido» (Mc 1,38. ¡Testimonio paradigmático para nuestra
revisión de la presencia misionera!.
Es vital, dice el Papa, que hoy la Iglesia salga a anunciar el
Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras,
sin asco y sin miedo.
Las actitudes y compromisos claves en la evangelización, según el
Papa Francisco: Primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar nos señalan elementos claves de evaluación y
conversión misionera.
Primerear: usa este neologismo para decirnos que en la
evangelización es preciso saber adelantarnos, tomar la iniciativa sin miedo,
salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos
para invitar a los excluidos. Actitud que tiene sus raíces en la experiencia
comunitaria en la que el Señor la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10), es
decir, que al haber experimentado la
infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva, la comunidad
evangelizadora vive un deseo inagotable de brindar misericordia.
“Involucrarse». La comunidad evangelizadora a ejemplo de
Jesús, se involucra e involucra a los suyos, lavándoles los pies. Cuando una
comunidad se introduce con obras y
gestos en la vida cotidiana de los demás, acorta distancias, se abaja hasta la humillación si
es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en
el pueblo, es comunidad evangelizadora.
La comunidad que evangeliza acompaña a la humanidad en todos sus
procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de
aguante apostólico, porque la evangelización tiene mucho de paciencia.
La comunidad evangelizadora sabe «fructificar»: siempre está atenta a
los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la
paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del
trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que
la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva,
aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados; su sueño es que la Palabra
sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.
La comunidad
que evangeliza “sabe festejar”,
cada pequeña victoria, cada avance,y “sabe
celebrar” en la Liturgia, y a través de la cual se evangeliza a sí misma y
a su vez, evangeliza a los demás con la
belleza de su expresión, y es fuente de
renovado impulso misionero.
Realmente es un tiempo de gracia el que estamos viviendo;
nunca como hoy, hemos tenido tanta
insistencia en la necesidad de cristianizar
nuestra vida; a colocar en el centro el
Evangelio, a estar vigilantes para identificar señales de Dios, como dice Evangelii Gaudium:
“Nuestra fe es desafiada a vislumbrar el vino en que puede convertirse el agua”
(E,G N.84). Necesitamos reconocer en los signos pequeños y frágiles la
presencia del Señor de la vida y de la esperanza.
Una actitud fundamental a cultivar, dice el Papa Francisco, es la escucha que transforma y nos hace
ser anunciadoras y testigos de las intenciones de Dios en la historia, y de su acción eficaz
para la salvación: “Os invito, sobre todo, a no dudar jamás del dinamismo del
Evangelio, ni de su capacidad de convertir los corazones a
Cristo resucitado y conducir a las personas a lo largo del camino de la
salvación que esperan en lo más profundo de sí mismas”. (discurso a los obispos
en Madagascar28 marzo de 2014)
El Papa nos anima con pasión a proseguir con paso veloz y
alegre el camino: “Guiadas por el Espíritu, nunca rígidas, nunca cerradas,
siempre abiertas a la voz de Dios que habla, que abre, que conduce, que nos
invita a ir hacia el horizonte”.(Homilía 2 febrero 2014).
Nos invita vivir con la
esperanza construida en la fe, la comunión, la misión. Como consagradas somos liberadas por la profesión
de los consejos del Evangelio, dispuestas
a mirar en la fe más allá del presente, invitadas a “ampliar la mirada para reconocer un bien
mayor que nos beneficiará a todos.(E G.)
235.
Hermanas somos
bienaventuradas por toda la dinámica evangélica con que está impregnado el
ambiente eclesial y congregacional, gracias a la palabra y testimonio de vida del
sucesor de Pedro. Que la Gracia
desbordante de Dios para con nosotras, dé frutos de desinstalación, riesgo y
coraje para llevar a efecto el cultivo de nuestro ser de consagradas, hijas de
Marie Poussepin, quien vio lo que era
recto a los ojos de Dios y lo cumplió.
María Santísima que enseñó a caminar a Jesús,
nos acompaña en nuestro camino capitular, acordemente unidas en torno a la
Palabra del Señor que se hace interpelación y compromiso en nuestro Carisma fundacional.
Buen trabajo Hermanas, en la elaboración del
Proyecto Estatuo, con la identidad de una Provincia en dinamismo de salida
misionera.
¡ El Señor
está con nosotras! ¡Ánimo, adelante!
Gracias,
Hna. Fanny Yolanda Barrantes
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