Estamos reunidas en capítulo para hacer círculo, unidad, alrededor de quien nos convoca: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él dijo: ¡Miren estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que haga la voluntad de mi padre del cielo ese es mi hermano, mi hermana y mi madre. (Mc 3,32-35)
Sentadas, en actitud discipular, dispuestas a escuchar al Maestro y Señor.
Sentadas, en actitud de apertura al Espíritu Santo que nos guía e ilumina.
Sentadas, en actitud de discernimiento, dispuestas a escrutar las diferentes llamadas
Sentadas, en actitud de búsqueda fraterna para hallar unanimidad y consenso.


DOCUMENTOS CAPITULO 2013


MONICION EUCARITÍA DE APERTURA  CAPITULO PROVINCIAL
DICIEMBRE 9 DE 2013
HNA. FANNY YOLANDA BARRANTES MUÑOZ
Muy queridas Hermanas:
Su presencia nos habla de pertenencia, participación y corresponsabilidad. Es interesarse por lo que les pertenece: el patrimonio espiritual, de vida comunitaria, de administración y de misión de la Provincia.

Sí, Hermanas, ustedes saben muy bien que todas somos beneficiarias de la riqueza del Carisma de Marie Poussepin, que se encarna en personas concretas, se vive en comunidades apostólicas y se expresa en la predicación dominicana: anuncio de la Palabra por el servicio de la Caridad.

Hoy iniciamos un período de vital importancia para la Provincia: revisión de lo vivido, elección de gobierno, prospectiva a nivel de organización comunitaria, lugares y formas de presencia misionera. Nos es indispensable estar en la escucha atenta de la voluntad de Dios en los llamados de la Iglesia, de la Congregación, de los pobres…, rasgos característicos de nuestra fisionomía espiritual y misionera.

Necesitamos agudizar el oído, abrir los ojos y escuchar  con el corazón porque desde la imperiosa necesidad descubrir los signos de Dios en el tiempo y, el tiempo de Dios, en  este Capítulo  Provincial.

Necesitamos de la Fe teologal para crecer en convicción en que Dios actúa en el Capítulo, en la medida de nuestra apertura y docilidad a su acción; necesitamos  crecer en Caridad para que el Espíritu se haga presente y crecer así, en la Esperanza que no defrauda.

Nos urge que el Capítulo sea acontecimiento salvífico, pues sólo así estamos siendo fieles al querer de Dios, a las Hermanas que eligieron  las delegadas al Capítulo y a nuestras propias convicciones, en pro de la vitalidad evangélica de la Provincia.

Cuando el Espíritu Santo es el Conductor  y el inspirador de las elecciones, de los cuestionamientos, planteamientos, iniciativas y compromisos podemos hablar de acontecimiento de salvación, paso de Dios por la Provincia, renovación, conversión, búsqueda de respuestas acertadas  a los retos que se nos plantean. Inicio de algo nuevo cuyas  raíces  se hunden y se nutren de la autentica fuente que es Dios y por consiguiente, nacen con garantía de perennidad.

No somos nosotras, con nuestro protagonismo quienes hacemos de un Capítulo un auténtico evento de salvación. No es nuestra inteligencia y creatividad, es el Espíritu de Dios quien introduce la novedad. “Si el Señor no construye la Provincia, en vano se cansan las Capitulares”

Sabemos  Hermanas de su insistente oración por el Capítulo, pero es necesario intensificar en mayor grado la súplica por la asistencia del Espíritu de Dios sobre cada una de nosotras. Y así, en esta profunda comunión de fe viviremos este tiempo   de gracia.

Colocamos en manos de María, la Madre de Jesús, quien acompañó a los apóstoles en la espera del Espíritu Santo con el deseo ardiente que se produzca también en la asamblea capitular un verdadero Pentecostés.

Reavivando nuestra Fe celebremos esta Eucaristía.

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Eucaristía Capítulo Provincial, Hnas. Presentación
Diciembre, 9 de 2013
Fr. Eduardo González Gil, O.P.
 
Saludo,

Integrando las dos opciones de oración colecta que el propio de la Orden propone para orar por la celebración de un capítulo, se nota lo siguiente, se pide: espíritu de inteligencia, de sabiduría, de verdad y de paz. Intención: conocer la voluntad divina, conocimiento pleno de la verdad y a una vida más santa. Todo lo anterior buscando la fidelidad.

Se resumen la colecta en pedir los dones del Espíritu[1] y los frutos de la resurrección para tener la actitud de aceptación y de humildad que resulta del discernimiento de la voluntad de Dios y de la búsqueda de la perfección de la caridad, tarea que todo consagrado, fin del gobierno en la Congregación (C 95).
 
La celebración de un Capítulo debe ser un momento de gracia y de acción del Espíritu Santo en la Provincia. Debe ser una experiencia jubilosa, pascual y eclesial, que beneficie a la Congregación, a la Provincia misma o mejor, que beneficie a cada una de las hermanas que constituyen la Provincia y, también, a toda la Iglesia.
 
Los Capítulos son asambleas de hermanas que son elegidas por sus pares para discernir sobre la vida comunitaria, apostólica y administrativa (C 97) en un contexto de participación y de comunión en función del bien común. “No ejecutéis nada sino de acuerdo con ellas…” reglas generales.

El Capítulo ejerce el servicio de la autoridad colegiada y tiene entre otras las siguientes prioridades[2]:

Ø  Ser una autoridad espiritual. Es decir al servicio de lo que el Espíritu quiere realizar a través de los dones que distribuye a cada miembro de la Provincia en el marco del proyecto carismático de la congregación. En actitud de disponibilidad para escuchar tanto a las otras como los signos de los tiempos.

Ø  Están llamadas a legislas para garantizar el tiempo y la calidad de la oración, velando sobre la fidelidad cotidiana a la misma, conscientes de que se avanza hacia Dios con el paso, sencillo y constante, de cada día y de cada integrante de la Provincia y sabiendo que las personas consagradas pueden ser útiles a los demás en la medida en que están unidas a Dios.

Ø  Su autoridad colegiada está llamada a promover la dignidad de sus hermanas, fomentando espacios de acompañamiento y promoción para las hermanas y sus comunidades. Recordando que, antes de invocar la obediencia (necesaria), hay que practicar la caridad (indispensable).

Ø  Ante las realidades de la vida comunitaria y provincial, están llamadas a infundir ánimo y esperanza en las dificultades, recordando que forman parte de los sufrimientos que con frecuencia jalonan el camino hacia el Reino.

Ø  Ustedes son garantes de la vitalidad del carisma y de la vivencia del evangelio al estilo dominicano de Marie Poussepin (C 112). Esto exigirá de las hermanas capitulares un conocimiento adecuado del carisma y el discernimiento frente a los signos de los tiempos en función de la vida fraterna en común y de su inserción en el contexto eclesial y social.

Ø  Su autoridad comunitaria está llamada a mantener vivo el «sentire cum ecclesia». Su autoridad debe fomentar y recordar que «nuestra obediencia es creer con la Iglesia, pensar y hablar con la Iglesia, servir con ella. También en esta obediencia entra siempre lo que Jesús predijo a Pedro: «Te llevarán a donde tú no quieras» (Jn 21, 18).

Ø  Finalmente, su autoridad está llamada a acompañar, animar y promover la formación permanente. Será responsabilidad de ustedes mantener alto en todas las hermanas el nivel de disponibilidad ante la formación, la capacidad de aprender de la vida, La disponibilidad, responsable y libre, para dejarse formar y sentirse corresponsables del camino de crecimiento de la otra mediante la puesta en común de la Palabra, el proyecto personal y comunitario, el discernimiento comunitario, la revisión de vida y la corrección fraterna, por ejemplo.

 
De esta manera hermanas hacemos realidad los principios estruturales del gobierno dominicano que es fiel en su espíritu, principios y estructuras base, al sistema original, fraguado por Santo Domingo. Somos herederos de unos principios que equilibran y armonizan diversos elementos: comunión y misión, persona y comunidad, autoridad y libertad, unidad y autonomía, estabilidad y movilidad, fidelidad y creatividad, espíritu y letra.

 

 




[1] Don de sabiduría: Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas y en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones. 
Don de inteligencia: Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.
Don de consejo:  Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás.
Don de fortaleza: Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios.
Don de ciencia: Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él. 
Don de piedad: Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre. 
Don de temor de Dios: Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.
 
[2] Teniendo como documento inspirador, El servicio de la autoridad y la obediencia. Documento de la congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, mayo de 2008.



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INTRODUCION
INFORME DE LA VIDA DE LA PROVINCIA
HNA. FANNY YOLAND BARRANTES

“Los apóstoles se reunieron con Jesús
y le contaron todo lo que habían
 hecho y enseñado”
Mc. 6.30
 
En el ambiente de Fe que nos asegura la Palabra de Dios, hoy damos cuenta de la misión que nos fue dada en el Capítulo Provincial de 2008, en consonancia con la C 95

“El gobierno de la Congregación, local, provincial, general,
tiene por fin favorecer en cada uno de sus miembros
la fidelidad a su vocación de santidad.
Le corresponde mantener un clima y una organización que aseguren
la comunión de todas en el cumplimiento del proyecto de la
Congregación, inspirándose en los principios
de corresponsabilidad y subsidiariedad.” C 95
 
Leer este informe es acercarnos  con una mirada agradecida a la generosidad sin límites del Señor porque camina con nosotras, nos fortalece para superar nuestras  debilidades. Ha  estado  ahí,  para regalarnos la Esperanza teologal cuando hemos tenido la tentación de bajar los brazos; ha sostenido nuestra Fe en que es Él quien construye la casa; nos comunica su capacidad de comprensión, su óptica de las exigencias en el seguimiento y nos regala serenidad para “esperar” en la perspectiva del tiempo de Dios.

Quiero Hermanas compartirles lo que ha significado para mí en la misión confiada la colaboración permanente e incondicional de las Hermanas del Consejo que el capítulo quiso darme, para  “organizar y orientar la vida de la Provincia en vista del bien común, de acuerdo con las Constituciones” C 130

La primera entrada a la Capilla de la Casa Provincial pedí al Señor una Palabra que  me condujera en la nueva misión, y Él me regaló la siguiente: “No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar. Grábatelos en la mente,  y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres.  Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto”. Prov. 3, 3-6

En esta Palabra que me fue regalada, lo que más me llegó fue el  Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia”. Comprendí que el Señor me estaba hablando respecto al modo de proceder en el desempeño de la nueva responsabilidad que me había sido confiada: contar con el Consejo en todas las decisiones. Reconozco que  busqué permanecer atenta  a eta Palabra orientadora del Señor.

El Carisma Dominicano de Marie Poussepin se ha mantenido vivo en la tradición de la Congregación al confiar  esta delicada misión no a una sola persona sino a una comunidad: “A ningún nivel la superiora gobierna sola. Tiene un consejo propio que le es dado para que la secunde, la ayude y colabore con ella en el ejercicio de sus funciones, en cuanto a guardiana del Proyecto común” MPC  41, aunque es verdad que en últimas es la Provincial la que lleva la responsabilidad final.

Así que el Consejo provincial me brindó confianza, apoyo y colaboración incondicional y permanente. Hicimos práctica en el día a día de estos cinco años la C 146: “El Consejo provincial permanente tiene por misión participar en la elaboración de las decisiones por los intercambios y la reflexión y cuando se requiere, por el voto consultivo o deliberativo. C146.

De manera pues, que este itinerario de LA VIDA DE LA PROVINCIA, es el resultado de un caminar en comunión y  de un compromiso común con las Hermanas del Consejo Provincial: Hna. Beatriz Panqueva Abella, Hna. Zoraida Mendoza Cárdenas, Hna. Alicia Eslava Blanco y Hna. Ana Francisca Vergara Abril, para quienes sólo tengo sentimientos de profunda gratitud. Me ayudaron a conocer la realidad concreta de la Provincia, desde dentro, y trabajamos en una armonía grande, en la que cada una desde su estilo y manera de ser aportó todo, y en respeto y libertad fuimos caminando, según el ritmo que consideramos necesario.

Quiero agradecer a Ustedes, Hermanas Consejeras, su actitud permanente de respeto y lealtad; por su disponibilidad y apertura; por su apoyo sincero; su manera discreta y oportuna de orientarme en el conocimiento de la Provincia, de complementarme; su disponibilidad permanente; su amistad y cariño de “hermanas”  que “en comunión” nos permitió dar lo mejor de nosotras mismas en respuesta a la confianza que  la Provincia y la Congregación depositaron en nosotras.

Una expresión de gratitud muy sentida a las Hermanas del Consejo Provincial Ampliado,   por sus portes y responsabilidad en los trabajos emprendidos,  por su colaboración muy concreta en la animación de la Provincia. Igualmente, gracias Hermanas del Consejo Económico. Hermanas de las Comisiones para la Misión: Educación, salud, Promoción social y solidaridad, mil gracias por su aporte en la dinamización de la vida misionera de la Provincia.

Gracias muy cordiales a Hermana Lucía de Lourdes, secretaria provincial por su colaboración muy responsable y oportuna, y por el servicio generoso en Formación continuada durante dos años. Gracias  Hermana Ana Beatriz Martínez quien como Ecónoma Provincial se desempeñó hasta mayo del presente año; Gracias a Hermana Luz Nelly Quintana quien con generosidad asumió la misión como Ecónoma Provincial y a su equipo de Hermanas colaboradoras directas.

A las Hermanas de la Comisión de Formación y de  comunidades de formación inicial y de pastoral vocacional, mil gracias por su entrega y generosidad. Gracias Hermana Ana Rosa por su valioso aporte en Formación continuada.

Gracias Hermanas, que dedicaron tiempo a la formación y acompañamiento de Laicos Presentación, por su dedicación y cuidado en esta enriquecedora misión a nivel de Carisma Dominicano.  Igualmente gracias Hermanas que trabajaron directamente  en la Pastoral familiar, y la pastoral de exalumnas.

Gracias Hermanas superioras locales, por su colaboración en la misión de la animación de la comunidad y su aporte en el servicio al bien común.

Gracias Hermanas todas, por su acogida, por su oración constante  por el gobierno Provincial, por su comprensión, por su esfuerzos de caminar en  fidelidad y arraigo en Jesucristo el Señor.  Creo que de estos cinco años, no tenemos inicios de misiones muy significativas para mostrar, pero sí caminos emprendidos de conversión, sí búsqueda de fidelidad y deseos de autenticidad de vida personal, comunitaria y apostólica.

Así pues, en este  INFORME DE LA VIDA DE LA PROVINCIA, Hermanas, todas,  pueden sentirse involucradas porque todas contribuyeron al avance de la Vida del Carisma que se hace historia en el día a día, en cada Hermana de la Provincia.

 

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